martes, agosto 05, 2008

el cariño, la lluvia

viviendo del recuerdo, amamantándome del recuerdo. en el techo se esucha llover, como también llovía y se escuchaba entre susurros en la noche, allá, juntos. me es imposible, perdón, no hablar de tu cuerpo como un paisaje a explorar como cuando niño, como un bosque húmedo y desconocido, colmado de texturas y olores lluviosos. es difícil no relacionarlo con la fertilidad, con la tierra, con la miel. perdona que haga comparaciones tan usuales, perdona que sea tan obvio. como los de una madre tus pechos, como montes. tenía tanto de origen todo, de prístino, como si todo viniera de allí y ahí se juntara todo. mi niñez encontraba su consuelo, mi adolescencia su pasado, el destino hizo un juego misterioso, de encontrarse, de reconocerse.
no quiero elevar un canto al cuerpo y la belleza. no quiero exagerar ni exaltar lo bello de la sensualidad. quiero reconocer que en esos besos hubo algo de bosque, que hubo lluvia y que se parecía a mi casa en villarrica cuando niño. quiero aceptar que lo sensual es necesariamente infantil: uno aprende del cuerpo cuando niño, cuando el contacto es esencial y prácticamente lo único que nos liga a este mundo que ni vemos ni comprendemos. amamos a los que nos tocan, amamos los pechos de nuestra madre y las manos del padre. aprendemos de caricias, miradas y juegos, luego parecemos olvidarnos, y nos reconocemos denuevo años más tarde. volvemos a lo primero, a lo original, y somos felices en el abandono.
no puedo evitar relacionarlo con esa infancia perdida, como si ese momento fuera la vuelta al paraíso, al Edén abandonado con la manzana de la razón y las obligaciones.