viernes, julio 11, 2008

Hablo de decidir sobre la vida, sobre qué cosa más sensata que elegir por mí mismo qué quiero hacer, si quiero o no estudiar, que quiero ser libre y no dejarme llevar por lo que de mí se espera. Hablo de que no quiero seguir modelos impuestos por inercia, que no quiero tomar decisiones porque "es lo que hay que hacer" como si hubiera algo que "hay que hacer", como si mi futuro estuviera predestinado, como si supiera lo qeu va a pasar mañana (o por dónde va a salir mañana el sol). Cómo me voy a condenar a un futuro hipotético, cómo voy a tomar las decisiones de hoy pensando en lo que quiero para cuando tenga treinta, cuarenta años. Hablo de todo esto, sin embargo, sin mucho fundamento. Qué hago: tomo preuniversitario, busco carreras, todo como por cordeles invisibles que movieran mis manos. Yo no he decidido hacer estas cosas. Nunca tomé la decisión de que eso era lo que yo quería para mi vida.
Hablo de tomar decisiones, de elegir una vida sin lujos, de elegir cuánto quiero y no pelear toda mi vida por ganar un montón de plata que nunca voy a necesitar, de tomar la decisión de preferir la libertad del desapego ante la dependencia de las cosas, pero cuándo he tomado estas decisiones, si no ha sido sólo en apariencia? Cuándo he internalizado estas respuestas en mi conducta real? Sigo siendo el mismo, pensante, cuestionador, pero actuando del mismo modo.
Hablo de que no vale la pena dejar la libertad para las vacaciones, es como decir, voy a ser libre en esta jaulita de dos meses. No tiene sentido. Pero sin embargo eso es lo que hago, pretendo ser libre en esos dos meses.
El mundo es tan conchesumadre, te obliga a hacer tantas cosas. En el fondo, es raro que tomar decisiones pro mí mismo sea un desafío, ya es raro pensar que sea más fácil dejarse llevar que decidir, porque qué más natural que tomar las decisiones que yo creo correctas, mal que mal, toda mi vida debería basarse en lo que yo creo correcto. Sucede qeu uno no suele pensar estas cosas, suele dejarse llevar por lo que los demás esperan de uno, creyendo que ese va a ser siempre el camino correcto. Se esperan de mí muchas cosas, cuánto espero yo de mi mismo?
Hablo con Juanito. Juanito es libre. Él decidió no hacer nada este año, y quizás termine estudiando, quizás viaje, quizás, pero se sacó de sí la idea de que es necesario entrar a la universidad, por ejemplo. Paulo es libre, él se hastió de su colegio y decidió tomar exámenes libres, va a clases en las tardes y tiene tiempo para él. ¿Qué espera de su vida? Vivirla, pasar momentos agradables, estar tranquilo, cómo se le va a cuestionar esa decisión tan sabia?
Yo. Yo quiero estudiar. Eso lo sé, no podría estar sentado sin hacer nada. Soy demasiado curioso, inquieto. Viajaría yo creo. Pero quiero estudiar. Es bueno, eso sí, tomar la decisión, podría haberlo dado por sentado. Cuando lo que uno hace lo hace por decisión propia adquiere un sentido impresinoante, por eso que me obliguen a ir a clases de física es un absurdo, pero yo podría decidirlo, o haberlo decidido, y en ese caso iría encantado. Ahora sé que quiero estudiar y voy a hacer más esfuerzo por entrar, por encontrar lo qeu quiero estudiar realmente, ya no como una obligación, como un deber para todos los de mi edad, ahora como parte de mi propio camino y decisiones de vida.
Como meta quiero: dejar de hablar y empezar a practicar. ¿Cómo, cuándo, por qué, para qué? Habrá que dar respuestas, y tomar decisiones.