salir de la clase y el sol del mediodía. y el cuerpo tranquilo, y la mente calma, y el sol del mediodía.
ocupar el cuerpo: cuánto echo de menos ocupar el cuerpo. respirar, concentrarse en la respiración, concentrarse en las partes del cuerpo, en cada hueso, en cada músculo, en cada articulación. el aire entrando y saliendo del cuerpo. entrando y saliendo todo el día, todos los días, desde el nacimiento. el aire siempre entrando y saliendo. constantemente, por años, por miles de años en toda la humanidad, en millones de pulmones durante millones de años, entrando y saliendo de sus cuerpos. el mismo aire que cubre al mundo con un manto-atmósfera, el mismo aire que entra y sale en todas las plantas, en todos los animales que poblan la misma tierra, el mismo pedazo de tierra, con el mismo sol que la ilumina y ella que se da vuelta coqueta y el sol siempre mirándonos.
el mismo sol que ahora es de mediodía, el mismo sol que más tarde dará la vuelta y se ocultará bajo la tierra, el mismo aire en mis pulmones y los tuyos.
ignacio se mira la panza, pero sobre todo el pequeño agujero en el centro. lo inspecciona y se da cuenta de que el ombligo sigue eternamente hacia adentro, cada vez más lleno de pelusas. se saca una, la mira un rato, la estudia. he aquí los apuntes de aquel ferviente estudioso de las pelusas umbilicales.
domingo, octubre 31, 2010
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